Hoy, una invasión extraterrestre me da menos miedo que el celular que reposa a mi lado mientras duermo. ¿Quién me garantiza que mi celular no es un ojo del Gran Hermano, pendiente de que en mis sueños no traicione al sistema? Sí es muy geek ponerle un post it a la cámara de tu laptop, ipad, iphone o cualquier otro dispositivo por aquella leyenda urbana de que los primeros 10 segundos de cualquier conversación sea por skype, FB, Google, etc, se graban y llegan a una agencia que busca detectar así los comunicados terroristas, identificar los rostros de quienes atacan al sistema.
-AHHHH, cómo cree maestra- dicen mis alumnos, mientras mantienen conversaciones por whatsapp, Fb y para ellos el Gran Hermano soy yo diciendo: entrégame tu celular, estamos en clase. Eso lo consideran un verdadero ataque a su libertad de expresión, no así el que cada palabra que teclean queda registrada, cada ingreso a un sitio web, cada momento de coraje o efusividad permanece. No así el que Disney se esté colocando como el mayor monopolio del entretenimiento, forjador de los referentes simbólicos de generaciones a nivel mundial.
Estamos en el tema de cultura y sociedad y me concentro en la creación de discursos, de cómo en la actualidad un discurso dicho desde la autoridad y como verdad absoluta no produce mas que risa entre la audiencia porque al menos algo ha logrado la cultura de masas, el hacernos sentir que sabemos que no hay una sola verdad, sino múltiples percepciones . Lo paradójico es que esas múltiples percepciones sólo son distractores (al menos como se ha ido estructurando en una sociedad de masas), porque si algo busca la cultura de masas es unificar el pensamiento. Ahí es cuando llegamos a Chomsky y sus estrategias de manipulación. De pronto a mis alumnos les cae el veinte o tienen un insight (para sonar académicos) sobre que el subir el precio de la gasolina poco a poco, el tener programas como la Rosa de Guadalupe, el televisar la boda de Derbez, tienen, desde la teoría de Chomsky, un sentido de manipulación.
Tampoco quiero que dejen de tuitear o de consumir medios, estamos inmersos en esa cultura, somos prosumidores y alejarnos no soluciona, al contrario se necesita ser crítico, hacer un esfuerzo por estar y proponer, por buscar objetivos distintos a los de la cultura de masas, aprovechando las ventajas de una era globalizada.
Cultura de masas me empieza a provocar ronchas y entonces digo "cultura de masas" es un discurso. Les cuento que ahora usamos el argumento de "narrativa transmedia" y que a partir de ahí estructuramos nuevas historias (discursos otra vez) y al contarnos narrativas complejas a través de diversos medios, con múltiples personajes redondos y sobre todo con la participación de los fans y la audiencia, estamos inmersos y siendo co-creadores de la neolengua (si usamos la metáfora de 1984), del discurso mediático de nuestra generación, de los referentes simbólicos que determinarán el código de comunicación de nuestra era, es decir, estamos creando cultura. Lanzo la pregunta ¿Qué dice de nosotros nuestra cultura? ¿Qué buscamos, qué soñamos, en quiénes pensamos, qué creemos? ¿Quién está siendo nuestro Winston o nuestro Gran Hermano?
En la dispersión que crea lo afable, entretenido, novedoso, dinámico de nuestro discurso, estamos dejando de cuestionar, estamos dando nuestros datos por obtener una estrella virtual, un punto, un check in con la esperanza de volvernos el rey de nada. Porque ya ni siquiera tocamos, olemos, degustamos lo que ganamos y alguien si obtiene información intercambiable en el mundo de lo tangible, en el mundo del dinero: nombres, direcciones, amigos, mis gustos, estados de cuenta. Una imagen se viene a mi cabeza: Oro por espejos (así me contaban las monjas que los españoles conquistaron Tenochtitlán)
-AHHHH maestra- vuelven a decir. Uno que otro garabatea su libreta, es su resistencia al sistema representado por mí en ese salón, es su diario de Winston, el espacio donde intenta seguir siendo él, a pesar de la represión. Intento no perderme en esos círculos o dibujos de animé y sigo contando cómo el lenguaje televisivo se ha vuelto el mayor evangelizador del discurso transmedia-masivo. Remarco, el lenguaje televisivo, no la televisión, que el aparato cada vez se usa menos, no así su lenguaje presente en you tube, netflix, comerciales, etc. Uso de ejemplo Breaking Bad, The Simpsons y un alumno me jala a lo inmediato, cómo no lo vi antes:
-Maestra eso que explica pasa en Phineas & Ferb
-Exacto- digo- Ahí hay tres historias al mismo tiempo, Phineas & Ferb con una historia, Perry en otra línea temática y Candace y su mamá en otra, ninguna se cruza nunca (hasta ahora) para sorpresa del espectador (cada vez).
Yo tengo el insight, una prueba más de que Disney va preparando a su audiencia desde pequeños, de una forma sutil, divertida, casi imperceptible si no estamos haciendo conciencia constantemente de ser críticos. El discurso va permeando y de pronto estás inmerso en la neolengua. Cantas lo que el Gran Hermano escribió para las personas del barrio londinense donde se encuentran Winston y Julia, esos que por ser los más pobres no cuestionan, viven y son felices porque les han dicho que lo son, creen en su gobierno porque les han dicho que los cuida, hacen lo que se espera y se aferran a sus hábitos porque el mundo puede acabar en cualquier momento. Canta la mujer mientras cuelga la ropa, escribe George Orwell, y nosotros cantamos mientras manejamos, vamos al antro, al festival de arte. Nos han dicho que estamos bien, nos han dicho que la palabra reforma significa progreso, nos han dicho que tener es igual a ser. Decirnos es la fórmula más vieja del discurso.
Marcuse ya lo anunciaba en El Hombre Unidimensional, quién necesita la represión violenta cuando los individuos se pueden autoregular, autocensurar. Si por convicción propia creen que entregando sus datos, poniendo cámaras y micrófonos están seguros, lo harán sin darse cuenta que ceden su libertad, su intimidad, su derecho a ser individuos y no masa.
Vemos el video de James Geary sobre el poder de la metáfora:
El discurso moldea nuestra decisiones, el discurso también puede gestar nuevo conocimiento ¿cómo estar atentos de no disminuir sino potenciar la creación, la colaboración y no la masificación? ¿Qué nuevos patrones estamos creando con nuestras metáforas en el discurso?
Una narrativa puede volverse real y crear caos social, les pongo el audio de La guerra de los mundos, adaptación de Orson Wells para la radio:
Como decía la psicóloga del preescolar: "lo que el niño siente es real, independientemente del hecho. Hay que enseñarle a expresarse, pero su percepción es real". Lo mismo sucede culturalmente, lo que percibimos, nombramos a través del discurso se vuelve real, independientemente del hecho, que de no analizarse, cuestionarse, pasa casi a ser invisible. De pronto ya no tenemos botones, ni botas, ni alimento como en 1984 pero nos dicen que la producción aumentó y vitoreamos al Gran Hermano. Nos sentimos bien, independientemente de los hechos.
Mientras recojo mis libros y bolsa del escritorio pienso: -AHHH maestra, tal vez exagera- Pero otras neuronas trabajan para que recuerde en un segundo que otros también
exageran entonces y que lo que
Orwell y Huxley
temían, puede ser real.
"La realidad no está ahí, esperando ser presenciada; la realidad es fabricada por la mente"
#Proustylaneurociencia