De músico a Poeta
Por Julia Cuéllar
El ejercicio de la escritura es un modelo de vida, no me concibo de otra manera si no es a partir de la palabra y del ejericio de la escritura, afirmó Enrique Rangel tras beber su café al compás de la fuente que iluminaba el sonido del lugar. Cada gota de agua reverberaba al personaje principal de Convulso, Amargo Babel, la lluvia. Esta reciente publicación en prosa poética muestra sin concesión y sin eufemismos la soledad, el desamparo y la desesperanza de una cotidianeidad global abrumadora.
Enrique busca con su obra entender y dimensionar los abismos humanos, la decadencia, el punto de quiebre entre lo sublime y lo grotesco. Indaga qué lleva al ser humano al límite a través de pasajes que van de un soliloquio a muertos por doquier, pasando por tangos, vértigos y despertares incómodos.
Su literatura es como su palabra favorita, lluvia, porque la construcción de imágenes se hila como una tormeta que empapa al lector sin darle tiempo de abrir un paraguas para protegerse de la contundencia de cada gota. Mojado en realidades que destemplan, el lector es invitado a ver la vida con otra mirada; a reflexionar cómo el choque con una calle, un aroma o un ruido afecta aunque no seamos o no queramos ser concientes.
Abrir los ojos cada mañana es la prueba más difícil para los personajes y su autor, quien frente al espejo día con día reitera su poema: Quién es el hombre detrás de mis párpados, el espejo me devuelve frío, cada mañana me desintegro. Estos versos son de su poemario Estación Marina, publicado en 2005 y presentado en la Feria del Libro de León. El título no es casualidad, en Barcelona, donde construyó su estilo narrativo, vivió cerca de la estación de metro del mismo nombre. En ese viaje observó cuidadosamente el tránsito de las personas, del mundo, del arte y los tradujo en poesía.
Antes de ser poeta fue músico, a sus 16 años formó la banda Tierra de Nadie, donde compuso canciones de estilo punk y dark. En 1996, cuatro años después, el grupo se desintegró y Enrique decidió que trabajar con el lenguaje escrito era agradable. Empezó a experimentar en Metamorfosis, publicación enfocada a difundir, letras, danza y teatro en la ciudad de León. Su intención con la elaboración de este Fanzine era tender un puente entre gente consolidada y jóvenes que empezaban como él. Después de tres números se agotaron sus fondos monetarios, pero no su transformación en escritor ya que recibió una invitación para trabajar en el diario Al día y año y medio después ingresó al AM. Desde entonces lleva a la par el ejercicio periodístico con el literario. Este último lo descubrió en las páginas de Los infantes terribles de Jean Cocteau, libro que lo hizo cuestionar el mundo entero. En su búsqueda de respuestas llegó El extranjero de Albert Camus y la decisión fue definitiva, deseó ser escritor y comenzó a trabajar para lograrlo.
En este momento desarrolla la novela Adeu Barcelona y los proyectos Salmo Vertebral, y Postales del Infierno.
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