¿Alguien compra recuerdos de segunda
mano? Los vendo ahora que están frescos. Sé que no los necesitaré, no quiero
verlos, una vez cuando fueron presente bastó para quererlos y amarlo a él. Son
una bella historia entre un hombre y una mujer. No son distintos de cualquier
otro recuerdo de amantes. Ni una sola vez he repasado lo vivido, huyo de la
nostalgia, la melancolía o el arranque suicida de volver atrás. Cómprenlos,
garantizo satisfacción plena. Lo dice una experta, una mujer con tantas
historias borroneadas, re-escritas, re-estructuradas, re-dialogadas, que se niega a archivar la que la hizo
feliz.
La que vendo es la mejor de todas las
historias, por eso la oferto porque de lo contrario me perdería en ella por su
nitidez, su locura, su relato circular, su ritmo y su pasión. Perderme en la
remembranza sería matarme, aceptar mi fin como recolectora de amores perfectos
pero frustrados. Aún no es tiempo de terminar mi colección, ya será y tal vez
compre la que hoy vendo. A lo mejor entonces revivir esta historia será
dichoso.
Siempre he vendido mis historias, infinidad de
copias para aquellos que prefieren oír que vivir. Nunca antes las vendí como
recuerdos sin gastar, sin re-plantear, sin narración oral.
Usted señorita de 18 años que acaba de ser
votada en pleno faje, la necesita. Usted señora de 40 que nunca sintió un
orgasmo le va a gustar. Usted divorciado en víspera de segundas nupcias y con
hija, será su mejor despedida de soltero. El de allá, oígame, no esconda su
dedo anular izquierdo, no es necesario, esta historia se lo explicará. No se
vaya, abuela, su robo en caballo a sus 16 es épico, pero siempre prefirió lo
lírico, cómpreme los recuerdos le agradarán.
Cualquiera, llévense estos recuerdos y déjenme
una hoja blanca como pago. De ahora en adelante, aparte de recolectar amores,
juntaré papel hasta armar un libro que lo diga todo sin decirlo. Por favor,
ábranlo y encuéntrense, continuen con una narración que consuele a esta
vendedora, incapaz de trastocar la memoria con la mirada del recuerdo después
de la despedida.
Julia Cuellar
24 septiembre 2006
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