Se acercan como niños
traviesos. Han decidido jugar sin conocer bien las reglas, los atrajo la soledad.
Tiemblan, se acercan, casi
se tocan las narices y J. decide quitarse los lentes. R, ve pasar la mano
demasiado cerca de sus ojos, le gusta.
J sonríe. R ve su cabello
enmarañado y juega con él. J abraza por la cintura a R y empieza a besarla.
R siente unos labios suaves,
dulces, casi de niño y recuerda su primer beso.
Como en su primer beso no
sabe qué hacer, abre la boca pero no atina a regresar la caricia, está
confundida, la excita el beso de un extraño .
J y R acaban de conocerse. J
propuso ver qué pasaba cuando dos extraños se acompañaban. R estaba tan
aburrida esperando el amor q aceptó.
J deja de besarla, la mira.
R se recuesta, ignora su espera, quiere recordar lo que es sentir a otro cerca.
J se coloca sobre ella.
los besos regocijan a R y
las caricias alivian a J. Sus cuerpos tropiezan, enmudecen...
procuran no molestar al otro
y por eso no terminan de adivinar el siguiente movimiento.
R sobre tacones se mira al
espejo. Cómo puede esperar al amor ahora que sabe que para estar cerca no hay
que amar.
J se ducha. Cómo volver a
casa cuando esa extraña le ha parecido distinta, recordable.
J acompaña a R a la banca
donde la encontró y se sienta a su lado. Le toma la mano, carece de línea para
esa situación.
R admira la mano de J, le ha
gustado desde el principio porque se parece a la que soltó y espera que
regrese.
J tuitea: esto debe ser el
amor, el silencio que no incomoda.
R revisa su TL, Retuitea a
J. Se miran de reojo. ¿El amor? Es un salto al vacío de dos voluntades q
confunden besarse con volar
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