Estamos en problemas, dijo. Ella sólo atinó a reír.
Él la
miró diciendo: Eres increíble ¿qué haremos?
Ella: vivir el momento y decir
adiós .
El adiós se acerca y Ella sabe que mintió, debió decir: no
podré olvidarte, dejémoslo así. No sé vivir el momento, sólo sé vivir
recordando que te perdí.
Él también mintió, ha dicho esa línea cientos de veces y
suma en su lista mujeres.
Él y Ella saben que se mienten. Fingen porque la dulzura en
sus labios es cierta y a veces, la piel manda. Mañana es irrelevante para los
poros, los ojos y el vientre. Saben que mentir es salvarse del cronómetro que les
reclama otros deberes.
El amor se escapa de ambos, son armaduras acariciándose. Eso
les basta. La verdad que buscan no les será revelada mientras Él y Ella crean
ser los mejores narradores.
El adiós llega.
Ella dice: estoy en problemas.
Él: debo
irme, el amor me espera en otra parte y a ti también.
Ambos refuerzan su armadura, eso que llaman amor no existe
para ellos, se han mentido desde el principio. Sus corazones dejan de latir.
Caminan, respiran, hacen, besan sin saber que el amor es
distinto y tangible para otros. Él y Ella se niegan para poder seguir viviendo
Él, Ella, Él..Ella...Él.....ELLA......Él.....Ella......Él: tenemos
problemas, eres increíble.
Ella: vivamos el momento...
Reinicia la historia con otra Ella para Él y otro Él para
ella. Van destruyendo la posibilidad del amor original y constructor de
sentido. Van juntando nombres y recolectando pérdidas, van dejando de ser
humanos.
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