Lore
extendió los brazos, solo deseaba dos cosas: conocer el amor y salir de su
aldea.
Una
aldea con edificios, aeropuerto, museos y universidades, pero con esquemas
sociales inflexibles.
Lore
soñó que el cielo era el mar, bastaba con tocar arena para llegar a otro lugar.
¿Cómo alcanzar esa arena?
Lore
dibujó escaleras interminables de ideas para alcanzar el mar y después nadar.
Lore
creyó en un astrónomo, un ingeniero, un poeta, un neurólogo y un político. Con
cada uno supo lo que no era el amor…
…y
lo imposible de nadar. Siguió dibujando escaleras.
Un
caracol cayó cerca de su escalera. El mar viene, tú no vas a él, pensó.
Lore
extendió sus brazos: quería saber que era el amor y abandonar su aldea. Lore,
lore, lore, lore, repitió cada vez más fuerte.
Cerrando
los ojos vió la formación de un caracol dentro de un caleidoscopio. Lore, Lore,
Lore, Lore.
Del
caracol emergía el mar, el caleidoscopio mostraba escaleras que se enrollaban
en sí mismas. Lore lo supo.
El
amor y el mar la habían encontrado.
Su
aldea le fue ajena. Dejó de dibujar escaleras, las fabricó de historias y
salieron de su aldea.
Lore,
dijo una voz. Soy yo, he seguido tus historias, soy yo, me llamaste.
Ven
conmigo a la isla te encantará, dijo la voz. Soy aquí, afirmó Lore. Era un
caracol, emergían de sí el mar y el amar pero no sabía recibir
¿cuánto
puede durar un caracol?
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