30 abr 2009
FELIZ DÍA DEL NIÑO
La influenza de estos días nos enseña que ya no somos niños, que hay consecuencias graves y que debemos cuidarnos. Hoy, es el día del niño y no hay parques, ni escuelas, ni cines donde los pequeños puedan celebrar, porque en este momento lo más importante es no ser contagiado. La ciudad luce desierta desde hace días y las risas y gritos infantiles están confinados a las casas, la alegría cotidiana está guardada. Ahora sí que la celebración será totalmente interna, habrá que recurrir al niño que llevamos dentro para divertirnos sin entrar en contacto con nadie para que no enfermarnos, tendremos que recurrir a los amigos imaginarios.
Celebro el día del niño recordando mis caricaturas favoritas, las heroínas que aparte de barbie (que por entonces no tenía caricatura) forjaron mi identidad femenina. Fueron mis modelos de rol y me entretuvieron horas enteras, ya sea con unos aretes en forma de estrellas y un pelo rosado, una espada mágica o un arco iris. Todas ellas me enseñaron que siempre hay algo porque luchar, siempre hay que rescatar al mundo de los demonios y hoy nuestro combate es contra la influenza, saquemos pues el valor infantil para afrontar el pánico que nos consume. Protejamos la salud del enemigo invisible, actuemos con serenidad.
¡¡¡FELIZ DÍA DEL NIÑO!!!
28 abr 2009
ENCONTRAMOS AL CULPABLE
QUE NO PANDA EL CÚNICO
27 abr 2009
20 abr 2009
Panóptico
Por Julia Cuéllar
La caja idiota se rompió de noche liberando sus demonios. Chispas azules, rojas y metálicas surgieron imitando el movimiento de las hadas. Drácula apareció vociferando ¿qué pasó aquí?, le siguió medusa y un duende chillón que rascándose los ojos preguntó: ¿mi hermana está bien?
Parpadeé y frente a mí aparecieron muchas puertas rojas y el sonido persistente de un generador eléctrico. Pensé en estirar mi mano para abrir una puerta, pero ninguna extremidad respondió. Opté por mirar fijamente una entrada.
Aparecí en un espacio incoloro, inodoro y vacío. Unas burbujas gigantes comenzaron a perseguirme. Cada vez que una me tocaba yo sentía presión sobre mi, aunque no me dolía. Descubrí que era un mono de palitos, un dibujo elemental de un ser humano. Esquivé las burbujas y el piso se movió de un lado a otro cientos de veces, como una balanza que no termina de encontrar el equilibrio. Miles de toques sentí en mi pecho, en mis piernas, en mis brazos y en mi ojo izquierdo. De pronto mi voz sonó con distintos timbres y melodías, luego fui testigo de los nuevos eventos en una agenda y de los correos recién llegados, cada uno fue un pellizco en el trasero. Cobré conciencia, estaba dentro de un iphone.
Más guiños y transité por blogs, videos, chat rooms, podcasts. Me convertí en oso, anillo y ropa virtual, fui cualquier cantidad de regalos y encuestas viajando a la velocidad de la luz. Terminé mareada y al vomitar sólo expulsé links que iniciaron nuevos viajes.
Traté de concentrarme en mí, reconocer mi cuerpo, salir de la saturación. Regulé mi respiración. Imaginé el castillo de la bella durmiente, mi favorito de niña, el ruido del agua al caer de una cascada, el trinar de las aves, el cabalgar de un caballo con un príncipe en su lomo, una rueca, tres hadas y un beso de amor infinito. Desperté.
La televisión seguía ahí, rota en medio de mi habitación. Observé que mi librero sólo contenía un libro sobre cuentos de hadas y narraciones fantásticas. Lo tomé entre mis manos y comencé a leer, apenas sentí que mi cuerpo era absorbido por él, lo cerré con fuerza. Volví a abrirlo, leí, me transporté a parajes inimaginables, cerré el libro y seguí siendo yo. Dormí.
Las chispas cesaron. Yo abrazaba mi almohada y le respondí a mi hermano: Estoy bien. Giré para seguir durmiendo y la espina de una rosa me pinchó, mis labios tenían un extraño sabor a saliva masculina. Qué ridículo, las rosas y los príncipes no existen. Mañana cambiaré mi estado en Facebook: Pertenezco a la red, existo.
La caja idiota se rompió de noche liberando sus demonios. Chispas azules, rojas y metálicas surgieron imitando el movimiento de las hadas. Drácula apareció vociferando ¿qué pasó aquí?, le siguió medusa y un duende chillón que rascándose los ojos preguntó: ¿mi hermana está bien?
Parpadeé y frente a mí aparecieron muchas puertas rojas y el sonido persistente de un generador eléctrico. Pensé en estirar mi mano para abrir una puerta, pero ninguna extremidad respondió. Opté por mirar fijamente una entrada.
Aparecí en un espacio incoloro, inodoro y vacío. Unas burbujas gigantes comenzaron a perseguirme. Cada vez que una me tocaba yo sentía presión sobre mi, aunque no me dolía. Descubrí que era un mono de palitos, un dibujo elemental de un ser humano. Esquivé las burbujas y el piso se movió de un lado a otro cientos de veces, como una balanza que no termina de encontrar el equilibrio. Miles de toques sentí en mi pecho, en mis piernas, en mis brazos y en mi ojo izquierdo. De pronto mi voz sonó con distintos timbres y melodías, luego fui testigo de los nuevos eventos en una agenda y de los correos recién llegados, cada uno fue un pellizco en el trasero. Cobré conciencia, estaba dentro de un iphone.
Más guiños y transité por blogs, videos, chat rooms, podcasts. Me convertí en oso, anillo y ropa virtual, fui cualquier cantidad de regalos y encuestas viajando a la velocidad de la luz. Terminé mareada y al vomitar sólo expulsé links que iniciaron nuevos viajes.
Traté de concentrarme en mí, reconocer mi cuerpo, salir de la saturación. Regulé mi respiración. Imaginé el castillo de la bella durmiente, mi favorito de niña, el ruido del agua al caer de una cascada, el trinar de las aves, el cabalgar de un caballo con un príncipe en su lomo, una rueca, tres hadas y un beso de amor infinito. Desperté.
La televisión seguía ahí, rota en medio de mi habitación. Observé que mi librero sólo contenía un libro sobre cuentos de hadas y narraciones fantásticas. Lo tomé entre mis manos y comencé a leer, apenas sentí que mi cuerpo era absorbido por él, lo cerré con fuerza. Volví a abrirlo, leí, me transporté a parajes inimaginables, cerré el libro y seguí siendo yo. Dormí.
Las chispas cesaron. Yo abrazaba mi almohada y le respondí a mi hermano: Estoy bien. Giré para seguir durmiendo y la espina de una rosa me pinchó, mis labios tenían un extraño sabor a saliva masculina. Qué ridículo, las rosas y los príncipes no existen. Mañana cambiaré mi estado en Facebook: Pertenezco a la red, existo.
16 abr 2009
14 abr 2009
JUEGO DE SÁBANAS
Por Julia Cuéllar
Rolando me persiguió toda la noche entre las sábanas. Era un juego. Debíamos escondernos lo mejor posible dentro del límite de la cama y después correr para no dejarnos alcanzar. Yo era la que mejor se escondía, él quien mejor narraba. El que fuera descubierto debía crear una mini ficción, después escapar y esconderse de nuevo. Si pasabas 5 minutos en tu escondite podías salir y tomar por sorpresa a tu contrario, sería su turno de narrar y ocultarse.
Rolando contó que una mujer de rizados cabellos enredó a su amante entre ellos para poder dejarlo libre en el agua de la regadera y sentir su caída como caricia cada mañana.
Yo dije que un hombre de ojos saltones atrapó las letras de doscientos abecedarios con un parpadeo. Caminó con los ojos cerrados hasta las manos de su amada donde abrió los ojos para que ella ordenara a su antojo el universo del lenguaje.
Rolando narró también que existió un hombre de inmensa sabiduría porque conservó a su lado el corazón de una mujer, los sueños de una niña, la duda de una adolescente y el sazón de una anciana.
Platiqué que cuando la libertad y el amor se unieron produjeron un hijo, la paciencia.
Rolando rió con ese último cuento y me dio un beso. Corrí a esconderme. Pasó cerca de mí, lo olí. Enredada entre pliegues verdes imaginé el siguiente relato: Una mujer que recostada sobre el pasto hacía de cada uno de sus poros orejas para recibir los chistes del césped.
Le salí de sorpresa a Rolando, me le colgué de la espalda y rodamos por dobleces de sábanas arrugadas de tantas persecusiones. Llegamos abrazados al final de la cama. De haber sido la mía hubiéramos sidos expulsados del juego porque no acostumbro propiciar los besos entre la sábana y el colchón. Él sí cree en el amor, por eso no caímos al precipicio. Los dos comenzamos un cuento.
Rolando me persiguió toda la noche entre las sábanas. Era un juego. Debíamos escondernos lo mejor posible dentro del límite de la cama y después correr para no dejarnos alcanzar. Yo era la que mejor se escondía, él quien mejor narraba. El que fuera descubierto debía crear una mini ficción, después escapar y esconderse de nuevo. Si pasabas 5 minutos en tu escondite podías salir y tomar por sorpresa a tu contrario, sería su turno de narrar y ocultarse.
Rolando contó que una mujer de rizados cabellos enredó a su amante entre ellos para poder dejarlo libre en el agua de la regadera y sentir su caída como caricia cada mañana.
Yo dije que un hombre de ojos saltones atrapó las letras de doscientos abecedarios con un parpadeo. Caminó con los ojos cerrados hasta las manos de su amada donde abrió los ojos para que ella ordenara a su antojo el universo del lenguaje.
Rolando narró también que existió un hombre de inmensa sabiduría porque conservó a su lado el corazón de una mujer, los sueños de una niña, la duda de una adolescente y el sazón de una anciana.
Platiqué que cuando la libertad y el amor se unieron produjeron un hijo, la paciencia.
Rolando rió con ese último cuento y me dio un beso. Corrí a esconderme. Pasó cerca de mí, lo olí. Enredada entre pliegues verdes imaginé el siguiente relato: Una mujer que recostada sobre el pasto hacía de cada uno de sus poros orejas para recibir los chistes del césped.
Le salí de sorpresa a Rolando, me le colgué de la espalda y rodamos por dobleces de sábanas arrugadas de tantas persecusiones. Llegamos abrazados al final de la cama. De haber sido la mía hubiéramos sidos expulsados del juego porque no acostumbro propiciar los besos entre la sábana y el colchón. Él sí cree en el amor, por eso no caímos al precipicio. Los dos comenzamos un cuento.
13 abr 2009
UN LUTO ROSA
HOMENAJE A CORÍN TELLADO
Cecilia Soto http://www.exonline.com.mx/diario/editorial/567890
Con su muerte, el sábado 11, me entero de que, según la UNESCO, ha sido la autora en español más leída después de Cervantes.
Unas amigas mías tenían un hermano que estudiaba medicina. Tenía 18 años y me parecía que con esa edad y el primer año de la carrera debería saberlo todo. Era perfecto para que resolviese la duda que me atormentaba: ¿las mujeres se embarazaban con un beso en la boca? En los segundos que tardó en contestarme, mientras vi en sus ojos que buscaba la mejor respuesta, recordé los episodios de las apasionantes lecturas prohibidas de Corín Tellado: “Ella, frágil y delicada, se perdía en los poderosos brazos masculinos, su boca la buscaba apasionadamente y se fundieron en un beso largo que la hizo perder la noción del tiempo…” y páginas más adelante, sucedía que “ella descubrió que otra vida latía en sus entrañas… estaba embarazada y soltera... enamorada de un imposible”.
Quizá no era con el beso, sino después, cuando “ella perdía la noción del tiempo”, que sucedía algo misterioso que la hacía quedar embarazada. Yo tenía 11 años y me prohibían estrictamente leer las entregas quincenales de las novelas de Corín Tellado que salían en la revista Vanidades. A esa edad leía simultáneamente El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia, de Selma Lagerlof, la primera mujer en ganar el Nobel de Literatura. Pero era enorme, impreso en el papel delgadísimo de Aguilar y, aunque me encantaba, me escapaba al país de Corín Tellado, cuyo nombre evocaba los labios rojos que yo también podría lucir algún día, como mi hermana y mis primas mayores.
A esa edad todavía jugaba con muñecas y leía todo lo que encontraba en la biblioteca de mis padres, sin guía alguna, pues ellos ya habían fallecido: la trilogía de Vasconcelos, una novela sobre la Guerra Fría, llamada Una noche en el Kremlin, de la cual sólo recuerdo el misterio y un complot; Ocho mil kilómetros de campaña, de mi paisano Álvaro Obregón; la bibliografía de la escuela, incluidos Juan Ramón Jiménez, Amado Nervo, Rubén Darío y su Margarita está linda la mar, que todavía hoy me sé de memoria, y los libros juveniles de Louise May Alcott. Los cuentos clásicos de los hermanos Grimm y Corín Tellado que refrescaban ese “y vivieron para siempre felices” o reinterpretaban cómo la princesa se casaba con un plebeyo que en realidad era un sapo o un sapo que en realidad era un príncipe preso por las malas artes de una bruja vengativa. Con el tiempo supe cómo nos embarazamos las mujeres y dejé de leerla pero creo que mi gusto por los hombres “morenos, grandes, velludos y con la mandíbula cuadrada”, al estilo de Tyrone Power, George Clooney y el recuerdo de mi padre, viene de una mezcla de las deliciosas horas de fantasías con buen final que disfruté leyéndola a escondidas.
Mientras que, para reiniciar la lectura del larguísimo libro de la Lagerlof requería un breve ejercicio de voluntad (tardé un año en leer el ya mencionado y La saga de Gösta Berling, también muy prolijo), las novelas de la señora Tellado tenían el encanto de que a la segunda hoja ya había aparecido el morenazo de “ojos con chispitas doradas, manejando un deportivo descapotable” que iba a hacer sufrir a la hermosa joven “de ojos verdes, pestañas negrísimas y cabello azabache que desobediente caía sobre su frente, aumentando el misterio de su mirada”. En las primeras diez hojas ya sabíamos cuál era el conflicto y la dificultad casi imposible de vencer para que nuestra heroína —es decir, nosotras las lectoras adolescentes—pudiera desengañarse del imbécil ricachón, se enamorara del sapo-príncipe, que era también morenazo pero que no manejaba un descapotable sino que era el hijo bueno del millonario, que trabajaba como loco y que la amaba sin esperanza, una versión madrileña de Sabrina, con la hermosa Audrey Hepburn transformada en una española maja como ella sola.
Si no me inició en la lectura, Corín Tellado aumentó el gusto y el disfrute de los libros, el gozar ese momento robado a los otros y al mundo, en que uno se aparta para leer, leer y leer, hasta que los ojos duelen porque la luz natural se ha ido apagando, pero interrumpir la lectura para levantarse y prender la lámpara parece una traición al autor y los personajes. Con su muerte, el sábado 11, me entero de que, según la UNESCO, ha sido la autora en español más leída después de Cervantes, con 400 millones de ejemplares, dejó cuatro mil novelas cortas, su corrector de pruebas en Vanidades era Guillermo Cabrera Infante y, con la democratización española, incursionó en la novela erótica y enfrentó a sus heroínas al trabajo, violencia machista, embarazo adolescente, acoso sexual, aborto y discriminación. Descanse en paz María del Socorro Tellado López, la gran Corín Tellado.
Aclaración: El teléfono correcto de los Centros Municipales de Bienestar Infantil, de Ciudad Juárez es: (656) 207 3742 al 45, gracias por las consultas y felices pascuas.
Aumentó el gusto y el disfrute de los libros, el gozar ese momento robado a los otros y al mundo.
ceciliasotog@gmail.com.
2 abr 2009
1 abr 2009
FANTÁSTICOS
Queremos invitarte a participar en el nuevo número de la revista PICNIC FANTÁSTICOS con personajes que serán parte de una ilustración colectiva.
Queremos formar mundos fantásticos (como los de ¿en donde esta Wally?) en donde habiten personajes creados en lo mas profundo de nuestras cabezas, estamos convocando a todos nuestros amigos diseñadores, ilustradores, fotógrafos, creativos, dibujantes, artistas plásticos, etc... a crear personajes fantásticos con las siguientes características.
-El tamaño del personaje es de máximo 10 cm a lo largo y/o a lo ancho
-A 300 dpi
-Sobre fondo blanco,
-En el caso de personajes generados en Illustrator, mandar en .eps
-En el caso de personajes generados en Photoshop, mandar en .psd con fondo transparente
-La Técnica es libre
-Los personajes no deberán estar encuadrados, necesitamos a los personajes completos de pies a cabeza (si es que los personajes tienes pies o cabeza jejeje)
-Puedes mandarnos personajes nuevos o que hayas creado anteriormente
-No hay límite de personajes
¡Mándanos tantos como puedas!
Fecha límite de recepción de personajes 20 de Abril de 2009
Por favor confirma tu participación en este proyecto a picnicfantasticos@gmail.com y difunde esta convocatoria a todos tus contactos.
PIC NIC
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