27 feb 2009

TOTALMENTE DE ACUERDO


Desde ayer se aplica en la capital un avieso Reglamento de Tránsito Metropolitano, violatorio de la dignidad y los derechos humanos.

Asusta que la administración perredista de Marcelo Ebrard (político de obra y aureola progresista) haya llevado aún más a la derecha el fascismo sanitario de la Asamblea Legislativa del DF (y su escalofriante legislación contra fumadores), imponiendo algo que no aligera la circulación, pero extrema la persecución.

Por ejemplo, se fija una multa semejante a las mujeres que se maquillen cuando estén al volante y a los conductores que vayan fumando.

Si ellas, al tiempo que conducen fueran pintándose los labios o poniendo rímel, estarían en riesgo, sí, de provocar un percance que merece prevenirse. Pero, ¿y si lo hacen en un alto (o uno de los crónicos embotellamientos que la autoridad sigue siendo incapaz de resolver)?

¿Y por qué humillar saqueándoles 250 pesos a quienes fumen al tiempo que manejan?, ¿porque se distraen?, ¿porque el tabaquismo (como el alcohol y las drogas) es causa de accidentes?

¡A correr!
cmarin@milenio.com


Siempre me ha caído bien Marín, pero más de acuerdo no puedo estar, una mujer maquillándose en un embotellamiento o en un alto no es un peligro para la ciudad, es un acto de embellecimiento público y es una técnica para no perder los nervios en una trayectoria de 20 metros en un tiempo de 2 horas.

A mí me han quitado lo único que me mantenía concentrada en el volante a la hora del embotellamiento diario a Santa Fe. ¿Cómo es eso? Muy simple, soy una persona altamente distraida, cuando empiezo a hacer algo monónoto mi cerebro se queda en automático y empiezo a ocuparme de cosas más interesantes, divages literarios. Estar en automático a la hora de manejar es lo realmente peligroso, porque así no puedo reaccionar a las estupideces de los conductores aledaños a mi carro, dejo de pisar el freno y choco en un alto, o de plano puedo quedarme dormida del cansancio de subir y bajar Santa Fe a una velocidad de menos 10 km por hora y eso es literal, le voy a tomar una foto a mi velocímetro para que me crean los que no son del D.F. Así que manejar en el D.F. es una actividad monótona, que no implica riesgo, salvo porque cuando es momento de moverse todos se aperran como si mágicamente se fuera a despejar el camino y pudieran correr sus carros a más de 140 km por hora. Otra recomendación, no aceleren los autos, consumen gasolina, lo cual repercute en sus monederos y en el medio ambiente, total menos de un centímetro de distancia se puede avanzar únicamente con energía cinética. Ya sé que todos aceleran para ganarle al de al lado que se quiere meter a su carril, como si esa diferencia fuera a ahorrarles 45 minutos de su trayecto de dos hora, no, no ahorra nada, estresa y a veces bloquea a quienes simplemente van a dar vuelta. Que de hecho si se les permitiera dar vuelta no taparían el tráfico de todos los demás que esperan detrás.

Pero dejando mis filosofías del automóvil y el rendimiento eficiente del combustible, (ven que soy distraída y divago). Retomo mi pensamiento sobre lo terapéutico y eficaz del maquillaje en el auto para no morir de tedio o no matar a nadie. Maquillarse cuando se avanza a 10 km por hora o en semáforos que duran más de tres minutos es realmente fácil. Uno sólo tiene que apretar el freno y hacer movimientos rápidos con su intrumento de belleza sobre la cara. De hecho yo me maquillo así: Subiendo las águilas dejo que mi carro avance con la energía cinética y cuando es necesario presiono el freno (la mayor parte del tiempo)o el acelerador ligeramente. En esa subida los carros vamos uno detrás de otro y somos como vagones interminables de un tren, así que sólo hay que preocuparse de no chocar adelante o que no lo choquen atrás. Entonces en esa subida aplico la base del maquillaje y el corrector en los ojos, recuerden chicas, movimientos circulares y ascendentes, no queremos remarcar las arrugas. Luego más arriba de esa misma calle, pero en la zona de topes, a la altura del Superama, hago el delineado superior de los ojos, me enchino las pestañas y aplico el rimel. Ya en los puentes de Santa Fe, que básicamente son tres carriles de trenes con vagones multicolores y multitamaños, aplico el delineador inferior de los ojos, el blush y el glosss.

Así era como cada mañana llegaba a mi trabajo presentable, relajada y sin haber muerto de aburrimiento.

El maquillaje dentro del carro es terapéutico porque se dedica tiempo a uno mismo (algo muy difícil en ciudades como el D.F.), en lugar de ir mentando madres a los demás conductores o a Ebrard y sus obras perennes.

El maquillaje evita accidentes porque uno está DESPIERTO. Estar atento a la rayita del ojo, al carro de adelante, al de atrás, al de al lado, al semáforo y los alrededores, lo mantienen a uno consciente. Además uno sabe que sería una estupidez chocar por ir maquillándose, así que las precauciones se extreman para no provocar accidentes. Este multitask de hecho también es saludable, activa la memoria (calcular en qué semáforo y en qué calle es mejor qué secuencia del maquillaje); los movimientos psicomotores finos (delinear los ojos y el rimel); previene la artritis (repetición innumerable de movimientos en articulaciones de rodillas, codos, manos y dedos); se desarrolla ritmo (uno repite la secuencia de freno, cambio de estación de radio, volumen, maquillaje, canto desaforado, al fin nadie oye y lectura rápida del publimetro, hay que estar informado).

Estos son los beneficios del maquillaje, mujeres guapas,precavidas, saludables, e informadas.

Ni modo, nos cambian las reglas, pero no hacen nada para mejorar el tránsito, así que inventaremos otra forma de pasar el tiempo, qué tal leer una novela o cerrar los ojos y enlazar todos los carros antes de subir, o jugar ajedrez quizá. Porque en definitiva seguiremos haciendo el mismo tiempo y perderemos el paliativo.

4 comentarios:

Dawn A.G. BlackRaven dijo...

Hola Julia,
buen inicio de semana...
Desgraciadamente, el problema no son mujeres como tú que están concientes de las acciones al volante y saben combinar el arte del rimel con la pericia sobre ruedas...
El conflicto radica, en quienes pisan el acelerador mientras hablan por teléfono, miran el espejo de vanidad y se colocan delineaor al mismo tiempo!!! Yo también vivo diariamiente el resultado de las obras de Ciudad Lego... Mi peor recorrido está siendo entre Alta Tensión, Observatorio hasta Constituyentes, en un tramo que no llevaría más allá de 10 minutos, pero que por ejemplo el viernes pasado se convirtió en un martirio de casi dos horas... En esos trayectos que se han convertido mi martirio matutino me dedico a analizar a mis compañeros automovolistas... Y desgraciadamente hay quienes de plano no saben combinar la destreza en actividades simultáneas...
Si, me han tocado muchas chicas al volante, pero hay quienes en modus kamikaze al mismo tiempo se maquillan, hablan por teléfono y hasta fuman!!! todo en una sola sesión... la cuestión es que hay quienes se olvidan prestarle atención al volante y pues la dirección hidráulica va haciendo lo suyo... o están tan concentradas que cuando alguien les hace ruido con el cláxon pisan el acelerador de tal forma que el resultado inmediato es un recargón en el vecino de enfrente...
Como en todo, desgraciadamente pagan justos por pecadores...
Lo que más coraje me da, es que yo sigo viendo a todos los inconcientes al volante (los que se pasan altos, por ejemplo y con los que ya he tenido más de dos encuentros cercanos del primer tipo en menos de un mes) y pues de las multas, pura isla de la fantasía...
En fin...bienvenidas seamos a ciudad irreverencia...

CrisS dijo...

Ja ja Jules, me da gusto saber que aún como señora, tu humor sigue siendo impecable.

Que buen texto julia, sabes que soy fan de tu habilidad para ridiculizar los excesos gubernamentales.

A mí me parece que legalizar estas prohibiciones es como un esfuerzo por creer que todavía tienen control de algo: OK, no puedo hacer ni madres por la delincuencia, secuestros, narco etc... pero multaré a una mujer por usar rímel...

Ja ja ja, que rudos son

JULIA CUELLAR dijo...

Albie,

Toda la razón, no todas tenemos la misma habilidad psicomotora y sí hay locas al volante. Y cuidado con los que te chocan, a mí también siempre me chocan, eso da mucho coraje.

JULIA CUELLAR dijo...

Criss,

Gracias por seguir leyéndome, aunque sea señora, el humor ácido no lo cambio por nada, jajaja. Y coincido en que es una ley de escaparate, nada más para decir que hacen algo. jajaja. Tienes toda la razón.

Saludos.