Amo en presente a mis hijos porque sé que no me pertenecen.
Amo en presente a mis hijos porque agradezco el ser su compañera al inicio de su vida.
Amo en presente a mis hijos porque el amor no asegura el tiempo y nuestro hogar se construye con la confianza que se fortalece a diario.
Amo en presente a mis hijos porque lo material cambia, como las personas y los paisajes, pero las risas y llantos tejidos entre madres e hijos son el cordón umbilical que alimenta a ambos mientras dura la vida. Un cordón lo suficientemente flexible para ser alas o abrazos cuando sea necesario.
Amo a mis hijos en presente porque me exigen crecer con sus besos y brincos, con sus abrazos entre hermanos después del conflicto; con su asombro por el mundo.
Cuánto más debo conocer, perdonar, deconstruir y renombrar para mostrarles que la mejor vida posible es la que sueñas y escribes con palabras amorosas cotidiana y reflexivamente, trabajando lo mejor de ti.
Quisiera cubrirlos del mundo y protegerlos del mal, pero el mayor mal sería yo. Debo enseñarles a estar y ser en el mundo con otros como ellos y con otros distintos a ellos, a quienes deberán aprender a escuchar.
Otros lastiman, a veces somos los otros para alguien más, ¿cómo explicarle a mis hijos que la convivencia duele porque exige revisión constante?
Cómo pedirles que no pierdan la empatía de llorar cuando el hermano llora y de alegrarse con él, porque la violencia empieza cuando me duele la alegría del hermano y gozo con su sufrimiento. Cuando la indiferencia se instala en lugar del abrazo.
Amo en presente a mis hijos porque son el relato del futuro que me exige un mundo mejor.
1 comentario:
Me llegó hasta el alma, tengo una hija de 3 meses y la manera que describes el amor hacia los hijos es justamente lo que una madre siente.
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