19 feb 2010
ULISES CASTELLANOS. EN ESPIRAL.
por Julia Cuéllar
foto: Rogelio Cuéllar
Es un aventurero incansable, su último trabajo retrató las favelas de Río de Janeiro en Brasil, es amante de París y le gusta ser profesor. En su nombre lleva la condena del viajero eterno: Ulises Castellanos. Sus cimientos los encontramos en el terremoto de 1985, cuando decidió tomar su cámara y salir a la calle. Ya nunca regresó, su mirada inició una trayectoria por el globo.
El futuro es una pregunta intermitente en la conciencia de Ulises, quien ama construir puentes de cooperación entre sus contemporáneos y quienes están por venir. Este gusto por edificar lo convierte en un perfeccionista, un ingeniero de la imagen que se anticipa a los errores, que crea distintas rutas de acción ante los contratiempos. Es un fotoperiodista comprometido y un excelente editor.
Le llama la atención el proceso detrás de las imágenes, por eso procura tenerlo en cuenta en cada una de sus imágenes. Recuerda que al ver las fotografías de Fidel Castro se preguntaba ¿cómo le hizo Corrales? ¿fue amigo de Fidel? Ese tipo de preguntas deberían de elaborarlas los jóvenes fotógrafos que piensan que la fotografía es sólo el instante del disparo, cuando lo fundamental es el proceso anterior, la espera, la visualización, la caminata, los días perdido en la montaña, el exponerse al peligro. A quienes empiezan en la ruta del fotoperiodismo les recomienda elaborar imágenes espectaculares, con alto contenido visual, informativo, con sentido de oportunidad y tener mucho carácter.
Ulises admira el trabajo de fotógrafos como Francisco Mata, Pedro Valtierra y Héctor García, reconoce que en su juventud ellos fueron grandes influencias. La idea de que su generación tenía que mejorar a las generaciones precedentes ha sido el motor que alimenta sus proyectos. A sus 41 años, admite modesto que su generación no ha superado a los grandes maestros, pero han consolidado un estilo particular. Reconoce el trabajo de sus contemporáneos: Ernesto Ramírez, Federico Gama y Daniel Aguilar.
Su bautizo de fuego fue el levantamiento del EZLN en Chiapas en 1994, fue enviado por Proceso, semanario al que recién había ingresado. En ese mismo año cubrió el Mundial de Estados Unidos. Entre el 1998 y el 2003 documentó los conflictos armados de Sarajevo, Pakistán, Afganistán, Líbano, la invasión a Irak y el desastre provocado por el ataque al World Trade Center en Nueva York.
“El medio oriente fue una experiencia ruda, es otro mundo, hay otra lógica y tienes que adaptarte a tomar fotos de otras maneras para controlar el riesgo, es un trabajo 24/7. Se requiere temple, carácter, mayor resistencia que en cualquier otro tema de reportaje y esa es mi especialidad, la resistencia”, afirma Ulises, quien después de esta intensidad nos obsequió los reportajes de China, Ciudad Prohibida y Shangri-La: Tibet.
La fotografía de Juegos de Guerra donde vemos a un niño bosnio ocultando un arma tras su espalda es emblemática de su etapa en Sarajevo y Ulises celebra el décimo aniversario de esta imagen que le cambió la vida. Fue un reportaje que realizó solo, en el que perdió su equipo y que lo enfrentó a las preguntas ¿qué hago aquí? ¿qué necesidad tengo de ser fotoperiodista? La escena de los niños jugando en un viejo parque, que se convirtió en cementerio para dar albergue a miles de cuerpos muertos en la guerra, era el escenario donde niños bosnios más que jugar, representaban la guerra. Ulises vio en este juego demasiada concentración por parte de los infantes, demasiado realismo al contrastarlo con los juegos de pistolas de agua en México. Esto le tatuó la preocupación por el futuro de los más jóvenes.
Durante el 2006, para París Match trabajó una edición especial sobre México y para el periódico El País, cubrió la campaña presidencial. También participó en la fundación del periódico El Centro. Como editor de fotografía de este diario, proyectó y difundió el fotoperiodismo mexicano por medio del suplemento de fotografía En La Mira, que con 44 números mostró lo mejor y más actual en fotoperiodismo mexicano e internacional. Fue un espacio incluyente y abierto que celebró a la fotografía cada semana.
Para compartir su pasión por la imagen a través del lenguaje escrito, elaboró la columna En la Mira para los periódicos Milenio (2006) y Centro (2007, 2008). Cada semana entregó recomendaciones de exposiciones, libros, festivales y análisis de las imágenes que capturaban lo más álgido o poético del mundo. Se convirtió en editor de fotografía del periódico Excélsior en septiembre de 2008.
Ulises considera que la crisis del fotoperiodismo no ha desaparecido, es tan vigente como la que él vivió en su juventud. A pesar de que hay espacios para publicar, ser fotoperiodista implica ir a contracorriente y la mayoría lo olvida, llegan a un confort en su carrera profesional y abandonan la iniciativa, las ganas de innovar. Por eso recomienda tener un proyecto fotográfico personal a la par que se realiza el trabajo asignado por los medios impresos o el lugar donde se labora. Los proyectos personales continúan alimentando la necesidad de reto o de indagación de cada fotógrafo.
La situación del fotoperiodismo es realmente grave, pero se ha avanzado en el respeto a la imagen, al crédito del fotógrafo en las publicaciones, hay mejores salarios, se superó el prejuicio y el menosprecio de los reporteros hacia los fotógrafos y actualmente el reto es superar la idea de que la fotografía es una herramienta del diseño, cuando en realidad es un contenido informativo.
Ulises Castellanos combate desde su frente académico las nociones erradas sobre el fotoperiodismo. Él empezó dando clases de fotografía básica en Casa de la Imágenes, al poco tiempo propuso abrir un taller de fotoperiodismo, desarrolló el programa e inició su carrera como docente. Ha impartido clases en la Universidad Latinoamericana, el Centro de la Imagen, en la Cité Universitaire de Paris, la Universidad Europea de Madrid, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Iberoamericana. Después de cinco años de docencia escribió su libro: Manual de Fotoperiodismo, Retos y Soluciones. Editado y publicado por la Universidad Iberoamericana y el Semanario Proceso en el 2003.
¿Quiénes nos van a relevar con dignidad? Se pregunta Ulises Castellanos al tomar conciencia del posicionamiento de su generación y la poca visibilidad de los jóvenes promesa. Le alienta el que varios de sus alumnos están colocados en medios impresos como El Universal, Excélsior, Milenio, Proceso y La Razón.
Admite que ya no trabaja tanto para él, sino para los demás. Declara enfático: “Ya fue suficiente trabajar para mí, girar en torno a mí. Ya no me toca demostrar, sino dar. A través de libros, festivales, conferencias, clases y discusiones de fotografía regreso lo que aprendí, lo que me dio mucha gente. Esa es la espiral en la que estoy, ya no para mí, sino para los demás”.
Inició su carrera viendo para los otros, sus fotografías nos llevaron a donde nuestros ojos sólo podían alcanzar por medio de una publicación. Y ahora está dedicado a narrar su experiencia y entregarla a los otros para que les sirva de mapa. A este viajero todavía le quedan batallas antes de entregar su última mirada a su única amante paciente, a su Penélope, la fotografía.
www.ulisescastellanos.com
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1 comentario:
Uffff !!!!
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