Domingos

Hace mucho encontré el amor en domingo. Desde entonces cada domingo fue distinto, espera, llanto, fastidio, ternura, llamadas interminables, soledades inconsolables, televisores fatigados, libros hostigados, teclas trasnochadas, almohadas y un colchón como abrazo. El amor duele en la adolescencia, mata, ahoga, desperdicia el tiempo, destruye expectativas. Sin su vivencia jamás hubiera llegado a este domingo donde encontré un nuevo amor. Desde hoy cada domingo será distinto, luz, tinta, la voz que guía, los ojos que sorprenden, manos que cocinan, abrazos que encuentran corazones, retos, tranquilidad, paciencia, futuro, gozo, mundos fantásticos que emergen, realidades que se toman de la mano. El amor se construye entre adultos, vibra, se expande, disfruta el tiempo, crea posibilidades. Sin su vivencia jamás hubiera creído que existía.

SI PUDIERA

Si pudiera imaginarme tres vidas estás serían:

Sentada frente a una ventana leo mi vida, la escribí tanto tiempo atrás que ahora la disfruto y la vivo como personaje que tiene un vago recuerdo de autor, ¿será como sueño o futuro, que la imagen de la anciana frente a la ventana me visita en momentos de nostalgia?

Colgada de cabeza en un árbol, acaricio el pasto con mi cabello mientras espero que nazca la niña que ha de trepar todos los árboles. ¿será que los niños nacen de cabeza para ser raíz de los sueños?

Bailando entre velos y deseos ajenos, sigo el ritmo que el azar exige. Elijo los pasos, no la melodía. ¿Será por eso que aprecio el silencio?

Estas tres vidas imaginé para mí... el resto les pertenecen a ustedes, a todos los que están por venir.