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29 oct 2008

¿Dónde viviremos?


And Man created the plastic bag and the tin and aluminum can and the cellophane wrapper and the paper plate, and this was good because Man could then take his automobile and buy all his food in one place and He could save that which was good to eat in the refrigerator and throw away that which had no further use. And soon the earth was covered with plastic bags and aluminum cans and paper plates and disposable bottles and there was nowhere to sit down or walk, and Man shook his head and cried: "Look at this Godawful mess."
~Art Buchwald, 1970

16 jul 2008

Escritura y vida

Leyendo por ahí encontré este fragmento de la novela BASURA de Héctor Abad Faciolince. Una obra que indaga sobre las letras que un escritor fracasado continúa escribiendo casi como necesidad fisiológica y que terminan en la basura porque no cree más en que tengan algún valor. Es su vecino el que se vuelve lector de estar obras tiradas a la basura. Aquí el fragmento que nombra lo que algunas veces he pensado, las letras o la vida ¿se pueden combinar? ¿se vale compartir? Tal vez nunca sea escritora porque nunca podría renunciar a los otros, a la piel, al amor, a los días soleados, a la televisión. Tal vez porque no estoy dispuesta a renunciar a lo que conformarán mis recuerdos de anciana y prefiero escribir entre servilletas, notas al pie en algunos libros, en libretas, en la memoria, entre canciones y sueños a hacerlo entre teclados y pantallas en absoluto silencio. Aún no sé qué será de mi, pero mientras disfruto escribir sobre mi día a día y leer sobre el día a día de los demás.

BASURA
(Fragmento)
por: Héctor Abad Faciolince

Hay que decir lo mismo de otra forma, y eso es muy difícil, o hay que decir mentiras, y tanto lo uno como lo otro es la literatura, una inmensa mentira que parece verdad y una amena manera de decir lo mismo. Se me han acabado las mentiras y no puedo escribir lo mismo de distinta manera, así que dejo de escribir. A ella, a esa mentira, sacrifiqué mi vida, o no mi vida (que es una miseria insignificante, que es un desfile de años vacíos en los que no hice nada, una sucesión de comidas, paseos, decepciones y brevísimas alegrías que carecen de importancia) sino aquello que mi vida podría haber sido: el contacto con alguien, el amor a alguien. Me he pasado treinta años trotando con dos índices sobre las teclas o apretando un palito entre mis dedos cuando debí haber estado tocando la piel de un cuerpo. Pude haberlo hecho y no lo hice y no me lo perdono. Con menos rencor, con más insistencia, podría haberlo hecho. Ahora ya es muy tarde y aunque no vaya a morirme mañana nada puede rescatarse. La más amada piel, la piel que es casi como mi piel era, es la piel de una extraña.
Lo declaro por escrito: la escritura me robó eso: lo que yo más quería, otra persona. Odio lo que he escrito, tanto lo publicado como lo perdido. Odio lo que soy, y lo único que he sido son estas torpes palabras que he intentado juntar.