29 sept 2012

Amor en primera persona


Una mujer frente a su computadora se pregunta ¿cuándo volverá a mis brazos? ¿Cuándo se dará cuenta de que me ama?


Un hombre en una reunión con amigos, ríe mientras acaricia la espalda baja de su esposa. Recuerda la espalda baja de Lorena.

Ella, Lorena, frente a su ventana tuitea: El amor no conoce el tiempo ni la distancia, el amor es hoy mientras pienso en ti.

Él, Claudio, lee el tuit mientras su esposa le murmura al oído: vámonos pronto, tengo ganas de coger.

Lorena recibe una invitación al cine por whatsapp. La ignora, prefiere suspirar frente a su pantalla mientras intenta escribir su artículo

Claudio besa a su esposa, la ama. 10 años juntos no son una broma.10 años juntos no pueden desaparecer solo xq conoció a Lorena

Lorena tuitea: Sé que me lees. Llama, acá es medianoche, allá debe ser de día.

Claudio siente la mitad del cuerpo de su esposa sobre su mitad izquierda. Ella duerme, él lee un tuit y sonríe. Amanece.

Retira a su esposa suavemente y decide levantarse. Toma el Ipad y frente a la ventana que deja entrar la ligereza del sol matutino, lee.

Lorena termina de escribir su artículo. Imagina que Claudio lo leerá, es sobre TICS y nuevas relaciones humanas.

Claudio es sorprendido por los brazos delicados que rodean su pecho y los labios cálidos q besan su mejilla. El olor a café fue el preludio.

Claudio y su esposa platican sobre cómo entender a Platón en la era de la conversación. Después de un beso parten a la universidad a enseñar

Lorena, con café en mano, llega ojerosa a la redacción. Ve su calendario, 15 días para que vuelva Claudio.

Lorena escribe durante 15 días tuits e ignora whatsapps, Inbox de Facebook y por supuesto a su jefe.

Lorena hace lo que nunca, esperar, y eso desconcierta a quienes les prometieron que ella salía con todos.

Día 15. Lorena pone flores en la casa, usa minifalda y tacones. Claudio llega al aeropuerto.

Día 15. Lorena tuitea: Godot llegó. Claudio facebookea: Hermoso país me recibe para curso y taller: Pensar en tiempos de ventanas.

Día 15: Lorena presenta su acreditación, prepara la grabadora y la cámara. Se sonroja.

Qué más da, piensa, enredados en la cama me lo vuelve a explicar. Claudio la mira, le están colocando el micrófono para la conferencia

Mi querida Lorena, piensa, por qué las mujeres se enamoran. Lorena sentada al frente espera.

Lorena se besa con Mario. Cansada de esperar después de la conferencia a Claudio, mandó whatsapp a Mario.

A pesar de la tormenta, Mario fue a casa de Lorena. Pensó q las flores, la cena y la lencería eran por él.

Claudio se quedó alzando los pies en un taxi anegado y con un celular descargado. Países tercermundistas, pensó.

La esposa de Claudio sube fotos de libros y lugares de la universidad donde trabaja a pinterest. Su alumno se rocía media botella de loción.

En la era de la conversación, la postmodernidad y las cuevas, el ser humano se extiende igual.

Coloca manos sobre rocas, sobre almohadas, sobre ventanas de autos empañadas. El mundo de las ideas y el real se tocan con el encuentro

La conciencia se expande, como cinco dedos sobre la roca, la almohada, el vidrio.

Disfrutamos imaginar que los encuentros nos transforman y ahí el mundo de las ideas y el real se separan de nuevo. Volvemos a ser sombras

Creemos que somos otros a partir del encuentro, que esa roca, almohada o vidrio son testigos del destino.

Somos sombras en busca de un molde. Lo eterno, lo inmutable, esa invención que nos mantiene siendo en la realidad líquida q fluye

El amor es añoranza del yo q más nos gusta ser frente a otra sombra, que también espera ser sacada de la cueva para conocerse verdaderamente

Esa mano extendida seguirá en la cueva, la almohada, el vidrio, mientras sigamos buscando en el encuentro con otro...

...lo que solo puede ser experimentado cuando te encuentras contigo.

Por eso algunas culturas callan, aprecian lo efímero de la voz y otras escriben para volver al silencio efímero.

Claudio cuelga su ropa en el hotel confiando en que seque. Su esposa califica ensayos mientras su alumno se baña. Lorena tiene un orgasmo

Día 16. Claudio whatsappea a Lorena.

Día 16. Lorena ignora el whatsapp, prepara waffles para Mario.

Día 16. Mario se viste mientras el olor a maple y canela lo rodean, debe ir a la redacción.

Día 16. La esposa de Claudio duerme, sueña que Claudio es su alumno y se besan detrás de un árbol.

Mario calla, por primera vez, su aventura frente a sus compañeros en el pasillo. Se sienten decepcionados.

Lorena no es esa mujer fácil que le platicaron. Es detallista, es tierna, piensa Mario

Mario, es buen tipo, no debí jugar con él, piensa Lorena. Claudio ya no parece tan fantástico. Lorena redacta la nota sobre la conferencia

Claudio compra artesanía para su esposa, ella lo espera ansiosa, deben entregar el libro que están escribiendo en dos semanas.

Lorena y Mario se ignoran, cada uno cree que el otro es demasiado bueno e inmerecido.

Lorena y Mario se lamentan de haber perdido la oportunidad de conocerse despacio, de haber dicho, es sólo una noche.

Lorena y Mario retuitearán y darán likes constantes a sus artículos, es su forma de valorar al otro.

Claudio y su esposa se pelearán por el último capítulo del libro.

Claudio y su esposa pospondrán la entrega a la editorial, al igual que el sexo, las pláticas, los desayunos y las salidas a fiestas.

Claudio y su esposa buscarán conceder para terminar, el libro él, el matrimonio, ella.

El día que sale a la venta el libro por internet, la esposa de Claudio recoge la última caja de la mudanza. Él mira el amanecer.

La esposa de Claudio, le soba el hombro como despedida. Él ni siquiera intenta apartarla, extraña el olor a café y sus brazos rodeándolo.

Mario compra el libro de Claudio y su esposa: La conversación imposible en tiempos de la conversación, el soliloquio.

Lorena, Mario, Claudio y su ex-esposa extenderán las manos buscando la roca, la almohada, el vidrio que haga efímero el silencio

17 sept 2012

Rutina, el amor.

 



Elena era su escritora fantasma, su amante, su amiga. Siete años creyó amarlo. Lo mantuvo, lo cuidó en el hospital. Escuchó sus atrocidades. Oyó sus glorias, incluso cuando fue descubriendo que no eran verdad.

Un día llegó a casa. Estaba vacía, ni un vaso con agua quedó. La luz de la ciudad entraba por el ventanal de la terraza. Una hoja tirada en el piso: Me voy, ella es el amor de mi vida, tú mi paz.
Elena salió a la terraza, dejó que la ciudad llorara por ella. El amarillo del alumbrado público le recordó el sol, la arena. El mar y sus olas vinieron a la mente con un trueno. Cerró el departamento del quinto piso.

Elena bebe una piña colada frente al mar. Un hombre se acerca: -disculpe bella dama, puede decirme cuál es el protocolo para acercarse a usted. Elena ni siquiera intento no reírse. ¿Quién habla así en tiempos de robos, abandonos y plagios intelectuales? -prosiga caballero, el protocolo que usa es correcto-responde Elena siguiendo el juego. Anochece frente a ellos.

Elena se mira al espejo, ese Carlos y su protocolo la hacen sonreír. La pasó tan bien que olvidó preguntar lo básico: estado civil. ¿Estado civil? ahora soy yo la rara siguiendo protocolos de antaño, pensó Elena mientras revisaba FB, twitter, instagram y el blog de Carlos.

Ahh, una prometida. Obvio, un hombre así no anda suelto, qué afortunada, pensaba Elena cuando recibió un whatsapp: ¿me permite otro atardecer?

Elena se descubre animada como adolescente que recibe un beso. ¿Qué es otro atardecer? Piensa. Responde: otro

Elena espera recorriendo ansiosa su sombrero por los dedos. Soy una infantil, se recrimina, vine a olvidar y…-Hola dulzura- la voz de Carlos le acaricia la mente. Dialogar con él sobre filosofía, literatura, música, pintura, parece irreal.

-¿Cuántos atardeceres nos quedan? - Interrumpe Elena.
-No muchos, querida, estoy solo de paso por aquí.
Elena desea contestar que ella también, pero algo detiene su lengua. Empieza a creer que no se irá de ahí.

-¿Y cuándo es la boda?- Pregunta Elena mientras Carlos habla de la diferencia entre lealtad y fidelidad.
- En dos semanas querida.
-¿Cómo supiste que era ella? ¿Cómo sabes que es amor? -Inquiere Elena, quien ya había encontrado rutinario los encuentros y esas cosquillas cuando pensaba o esperaba a Carlos. Rutina del atardecer, pero suspiraba y odiaba a la luna. Carlos evadió la mirada y comenzó un recuento de anécdotas vividas con su prometida. De cada una obtenía un punto a favor. Elena escuchaba, inevitable pensar en su departamento vacío, en la hoja con el intento de despedida, en el libro con la dedicatoria: para Elena, por su amor incondicional. No supo si reír o dejar caer las lágrimas en sus ojos. Hoy era obvio.

-Así que quieres que sea tu despedida de soltero y yo quiero que seas mi bienvenida a la soltería.- declaró Elena cortando el discurso de Carlos. Él la miró fijo y dijo: Ha sido maravilloso conocerte, gracias por escucharme, este viaje estaba pesándome porque no tenía con quien hablar. Elena percibía que el sol caía, después del beso, tenía que haber al menos un beso, sería el último encuentro. Carlos pidió al mesero una servilleta, hizo con ella una rosa.
-Elena, estos atardeceres fueron nuestro tiempo y esta rosa un regalo. Lo efímero es bello. Escribe con tu nombre, no eres un fantasma.

Elena colocó la rosa en el centro de su nuevo hotel boutique con paquetes especiales para enamorados.
Sí hubo un beso, Carlos besó la mano de Elena y ella lo abrazó. Fue el último romance en la vida de ambos. De vez en cuando espían en las redes sociales el quehacer del otro. No interactúan, no hace falta, ambos se imaginan felices, lo comprueban con las fotos. Elena nunca dejó el mar y disfrutó todos los atardeceres, porque la rutina del amor es efímera, pero queda el recuerdo, como una rosa que surge donde nadie lo imaginó.